Mi primera vez en el coaching con caballos. Testimonio.
Hoy abrimos las «puertas» de nuestro blog a uno de los asistentes que participaron en las primeras sesiones de coaching con caballos que impartimos en Huelva, concretamente en el Centro Equestre La Bodega, en Trigueros. Nos describirá con sus propias palabras cómo vivió la jornada, y qué le pudo aportar desde su punto de vista a su propio crecimiento y desarrollo personal. Este es su testimonio:
Aunque ya han pasado varios meses, recuerdo perfectamente cómo fue la jornada y qué hicimos casi al minuto, ya que mi expectación y mi curiosidad eran enormes y mis sentidos estaban al cien por cien puestos en lo que pudiese ocurrir aquel día.
Me gustaría empezar describiendo el momento de la llegada al centro equestre, ya que aunque iba acompañado por una compañera de trabajo, no tenía ni idea de quién más iba a asistir o a quién o qué tipo de personas me podría encontrar allí, aparte de Francisco. Pero rápidamente se despejaron las dudas y desde el principio me di cuenta que iba a ser un día en muy buena compañía. Creo que todos íbamos con el mismo espíritu de experimentar y dejar que la actividad nos aportase lo máximo a nivel personal, y cuando un grupo de personas va con un mismo objetivo, se crea mucho más rápido una conexión especial entre todos.
Empezamos con una primera parte de teoría, con conceptos y actividades muy interesantes para descubrir y conocer más sobre el comportamiento humano, qué nos mueve o qué nos frena a según qué cosas de la vida cotidiana. Todo explicado de manera clara y sencilla por Francisco.
Y tras la teoría, pasamos ya directamente a trabajar con los caballos. Primero Francisco nos acercó un poni, y nos explicó que aunque lo viésemos muy diferente a un caballo, su comportamiento y sensaciones frente al contacto con los humanos era exactamente igual. Su idea era transmitirnos sobre todo el respeto que debíamos mostrar cuando pasásemos a trabajar con los caballos, no tener miedo, pero sí respeto.
En el primer ejercicio, uno de los que más me gustó, nos pusieron en parejas y tocaba vendarse los ojos para acercarnos y tocar al caballo. La idea era dejarse llevar y sentir la conexión con el animal sin que nuestros prejuicios de su apariencia o posibles reacciones nos influyesen. Para mi fue mágico, ya que conecté de una manera especial, confirmando en mi la idea de que todo lo obtienes cuando te acercas con amor y respeto a los demás, ya sean personas o animales.
Después hicimos un ejercicio muy interesante que consistió en integrarnos y movernos libremente en el mismo espacio que los caballos, esta vez todos sueltos y a su aire. La instrucciones eran sencillas, simplemente permanecer, estar, sentir… Llegar a formar parte de la manada de caballos, como un miembro más. Disfrutamos de mucho tiempo para experimentar cómo se comportan estos animales cuando están sueltos, sin ataduras. Muchos de nosotros de verdad buscamos integrarnos con ellos en todo momento, acercándonos, acariciándolos, queriendo formar parte de su manada. Ser uno más. Fue muy revelador de lo que no quiero descubrir el desenlace ya que lo ideal es que si alguien quiere experimentarlo por primera vez, que lo haga sin ningún prejuicio o valoración previa. Precisamente para poder dejarse llevar al 100% y descubrir. Pero puedo decir que fue algo mágico poder sentir el «tiempo» de los caballos, su forma de ver el mundo: Simplemente estar, sin pensamientos, preocupaciones ni juicios…
Tocaba parada para comer y así lo hicimos. Almuerzo increíble que se extendió un poco más de la cuenta, pero fue por la buena sintonía y ambiente tan especial de aquel grupo que ese día coincidimos y nos conocimos gracias a la actividad.
A la vuelta, empezamos con el ejercicio individual, en el que cada uno se relacionaba directamente, esta vez a solas, con el caballo. Caminabamos junto al mismo mientras Francisco iba observando las distintas reacciones de cada uno, del caballo y de la persona. Después teníamos una charla a solas con Francisco, una mini sesión de coaching personal, en la que comprtíamos con él lo que habíamos sentido y sobre todo lo que el caballo había reflejado de nosotros, de nuestras emociones. Algo impactante y muy profundo, ya que es increíble lo que un rato a solas con un caballo puede sacar de ti sin que tú mismo siquiera seas consciente. De ahí la importancia del coach, en este caso Francisco, para ayudarte a entender el significado de cada reacción, de cada aprendizaje, y trabajar en tu desarrollo personal.
Con este último ejercicio terminó la jornada y por supuesto me quedé con ganas de más. Ya que en cada taller sigues descubriendo cosas nuevas y puedes ver la evolución de las que descubriste al principio.
Poco más que comentar de aquel fantástico día, aparte de que conocer a ese estupendo grupo me sirvió también para conocer otros puntos de vista y experiencias, y seguir aprendiendo en nuevas ocasiones e incluso en nuevos talleres de otras áreas que surgieron de algunas de los participantes con los que coincidí aquella jornada.
Una experiencia que recomiendo a todo aquel que quiera conocerse mejor, descubrir lo mejor de si mismo, y abrir un nuevo camino hacia su desarrollo y crecimiento personal. Éste método es menos conocido, alejado al común de las formaciones de este tipo, y sin duda es muy, muy especial y efectivo.
Muchas gracias Ismael R. por tu testimonio. Sin duda un placer para nosotros también contar contigo aquel día.
Si tú también quieres asistir y experimentar de primera mano lo que el coaching con caballos puede ofrecerte, consulta aquí próximas fechas y talleres.
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